Ante el déficit de equipamientos culturales de escala vecinal y por una iniciativa de autogestión, muchos vecinos deciden instalarse en espacios no especialmente habilitados para sus actividades. Este es el caso de la Biblioteca Comunitaria de la asociación PCK, situada en el barrio Camino Viejo (localidad San Cristóbal) que está instalada en un apartamento.
La propuesta de intervención se basa en la revitalización cultural y la significación simbólica en su contexto de un biblioteca comunitaria instalada en un apartamento: un espacio que tipológicamente ha sido pensado para lo doméstico y que debe ser adecuado para lo público y lo pedagógico, que debe ser significado en su espacio urbano y que se puede expandir hasta el espacio público circundante,por el momento abandonado.
El proceso comienza por la aproximación a un territorio atravesado por serios conflictos de segregación socio espacial entre los habitantes tradicionales de los barrios de vivienda popular progresiva y los nuevos residentes de los bloques encerrados en condominios. Esta dinámica de la frontera y el muro (en lo físico y en lo socio espacial) determina una intervención física con un alto componente simbólico: un artefacto comunicativo cambiante que permite establecer una relación de diálogo urbano a través de las culatas del barrio y un domo -acompañado de varios juegos de niños- como espacio cultural y simbólico de un descampado, que quiere devenir espacio público.
Este nivel de conflicto vecinal, que existe de forma latente y que se evidencia fuertemente en reacción a una intervención gráfica en una culata. Aunque el enfoque adoptado es el del diálogo, este está atravesado en todo momento por un discurso «pseudolegalista» de los derechos por parte de un pequeño sector muy marcado de la comunidad. Se llega a un acuerdo sin necesidad de hacer uso de amenazas jurídicas, aunque en nuestro acervo quedan los principales recursos jurídicos de los que nos valemos:
– Decreto 75 del 2013 de la ciudad de Bogotá, por el que promueve la práctica artística y responsable del grafiti en la ciudad.
– Cartilla de propiedad Horizontal de Bogotá. En ella podemos encontrar las características que deben cumplir los condominios para poder aplicar la ley de propiedad horizontal (incluyendo la intervención sobre supuestas zonas comunes). Por ejemplo si no se está inscrito y pagando cuotas, no aplica propiedad horizontal, por lo que no aplica la normativa de consensos asamblearios para las posibles intervenciones.
La dificultad de llegar a consensos previos sobre las intervenciones a implementar en el espacio público (sobre todo debido al miedo y al conflicto con el que se relaciona la calle) nos incita a proponer una táctica de intervención a través de «Dispositivos de consolidación física y social progresiva»: el domo se construye primero en tubos de pvc, y una vez que se reconoce en el tiempo, como un elemento respetado, se cambia su materialidad por otro mas sólida y durable en el tiempo.
En este proyecto se desarrolla un profundo proceso de autodiagnóstico territorial y de diseño participativo, protagonizado en gran parte por los niños y jóvenes del barrio, que son considerados sujetos de derecho y, sobre todo, ciudadanos. Los principales instrumentos para ello son el taller de dibujo, de anhelos, recuerdos y miedos urbanos; taller intergeneracional de periodismo documental; taller de logo, taller de stencil, taller de encuadernación, taller de cartografía ciudadana, etc.
PCK-6EAE: Intervenir sobre lo existente (de lo doméstico a lo público)
Video resultado del taller de periodismo documental sobre recuerdos, miedos y deseos para el barrio por Territorios Luchas Video-crónica de la lunada de ocupación cultural. Por Territorios Luchas.
Este proyecto se desarrolló desde agosto a noviembre de 2013 en el marco del 6 Encuentro de Arquitectura Expandida con el apoyo de la Consejería Cultural de la Embajada de España en Colombia y de la Secretaría Distitral de Cultura de Bogotá a través de la «Beca a Laboratorios de Cultura Democrática»
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