COMMUNauté es un proyecto de investigación-acción-exposición en torno a los espacios comunes, sus actores y sus formas de organización, en la cité degradada Chêne Pointu (1965) de la comuna Clichy-sous-bois, en la aglomeración metropolitana de Paris.
“Nos pareció relevante que el término communauté fuese peyorativo en francés por estar vinculado al comunitarismo. La denominación del proyecto pretendía remarcar que no podemos hablar de lo común sin hablar de sus actores”
Clichy sous Bois es un contexto concebido desde la utopía del movimiento moderno en el periodo de proliferación de las políticas urbanas de los “Grands Ensembles” en un momento histórico de rápido crecimiento económico y pleno empleo. Actualmente y desde hace décadas ese encuentra en crisis permanente por cuestiones de empleo, inmigración, pobreza, exclusión social y racial, violencias, por la situación en enclaves urbanos segregados, injusticia espacial y degradación extrema de la infraestructura que lo definen espacialmente. Las revueltas del año 2005, nacidas en Clichy sous Bois, marcan un hito en la percepción de las “cités” y “blanlieues” (barrios periféricos) pero también estigmatizan fuertemente un contexto que aún a día de hoy es el referente de la degradación urbana, en la que medios, académicos, artistas y curiosos van diariamente documentan diariamente “el gueto”.
El diagnóstico relativo al déficit de espacios comunes cualificados y a los conflictos de convivencia que genera, era evidente, había sido diagnosticado por instituciones, académicos y vecinos en varios espacios participativos previos. En los meses de calor encontramos numerosos mecanismos de autogestión espacial emergente: barbacoas, juegos improvisados y espacios de reunión a modo de “living room” recuperando muebles abandonados y otras basuras que proliferan en la cité.
Para la investigación territorial se usaron distintas fuentes secundarias históricas, cartográficas, prensa, académicas, reglamentos de la copropiedad, marcos normativos históricos y actuales sobre urbanismo y participación ciudadana en la política de la ciudad; así como el análisis tags urbanos o videos de hiphop grabados en la cité, que nos permitían intuir mecanismos de autorepresentación de cierto sector poblacional en su contexto.
La estrategia de proyecto -que además nos debía permitir aproximarnos al contexto y legitimar nuestra presencia constante allí- no reposaba esencialmente sobre el diseño formal de los espacios públicos, sino en lo que llamamos “provocaciones tácticas”: mobiliarios móviles que nos permitían “tomar la temperatura”, documentar su movilidad y las reacciones -a través del dibujo cartográfico y de historietas, comics o bande dessiné- de los distintos agentes urbanos: vecinos, organizaciones, instituciones, niños, etc.
Su movilidad tenía varias intenciones, escapar de la rigidez normativa y sus permisos; provocar la participación y el debate intuitivo e inmediato, pudiendo llevarse el “playground” allí donde se necesite, o se desee. Ser la excusa para dialogar en torno a los espacios comunes y las formas de organización de lo común: sus actores, sus conflictos referidos a la vida cotidiana de los habitantes de la utopía fracasada del movimiento moderno. Nunca movimos nosotros ninguno de los mobiliarios, a excepción de cuando se dieron fuertes conflictos entre actores urbanos, que además fueron considerados como insumo esencial de esta investigación y ampliamente documentados. El diseño y la estrategia de implementación de cada nuevo mobiliario se alimentaron del seguimiento y evaluación del anterior (de las reacciones ciudadanas e institucionales y de las manifestaciones espaciales).
Algunas de las conclusiones de la residencia ya eran intuiciones previas. Evidenciamos el impasse a nivel de diálogo entre habitantes e institución. Los primeros con estructuras organizativas débiles o inexistentes y con múltiples conflictos internos de convivencia. Los segundos incapaces de proponer espacios de diálogo no pautados por estructuras jerárquicas y burocráticas de lo participativo. Las organizaciones de base eran ONGs que respondían a licitaciones públicas de iniciativa municipal, mas no comunidades organizadas planteando nuevas perspectivas que no partiesen necesariamente de una visión hegemónica e institucional. Nos pareció relevante que el término “communauté” (comunidad en español) fuese peyorativo en francés por estar vinculado al comunitarismo. La denominación del proyecto pretendía remarcar que no podemos hablar de lo común sin hablar de sus actores.
A lo largo de los 5 meses de residencia varios actores urbanos se contagiaron de la estrategia de intervención, destacando instituciones de carácter predial a escala de Île de France (EPFIF), alcaldía, vecinos, niños y especialmente los miembros del “Conseil “Citoyen”: una estructura organizativa vecinal de reciente creación en la normativa francesa para la participación ciudadana en la política de la ciudad. Desde el desarrollo del proyecto se involucraron fuertemente en el debate, participaron en un conversatorio en el Centro Pompidou y estamos diseñando la replicabilidad de la estrategia, liderada en este caso por ellos, en otras cités de la comuna.
La inevitable crítica a la utopía moderna sería un lugar común si no siguiese siendo este el modelo único para resolver los altos índices de déficit de vivienda social en muchas ciudades del mundo. Especialmente en Bogotá, donde hemos desarrollado la mayor parte de nuestra trayectoria profesional.
Aunque el diseño no tenía vocación de ser el punto de partida, se utilizaron algunos códigos materiales básicos: maderas tratamiento class 3 apto para exteriores de adquisición económica en almacenes muy comunes del contexto. Así mismo las herramientas necesarias para la construcción son muy básicas. El tamaño de las maderas y de ferretería se sobredimensionó vistas las condiciones del contexto. Se utilizaron algunos elementos reciclados de las basuras del contexto.
La estrategia de color aportaba un alto contenido simbólico a la intervención, reconocible fácilmente, lo que generaba cierto grado de especulación en las conversaciones vecinales en torno a lo que estaba pasando en el barrio. El rojo vino dado por el descubrimiento –en un taller de deriva colectiva- de la escultura del “ballon rouge”-en referencia a la película de Albert Lamorisse, que reposa sobre el colegio Louise Michel, en la que también se puede leer el verso de su poema: “Il me faut, comme á toi, l’air et la liberté” (me hace falta, como a tí, el aire y la libertad)
Este proyecto se desarrolló en el marco de una residencia artística de 5 meses de duración (entre junio y octubre de 2017) por invitación directa de dos proyectos institucionales: Atelier Medicis Clichy-Montfermeil –programa emergente del Ministerio de Cultura francés para la descentralización de la cultura a la banlieu-; y Centro Georges Pompidou, en el marco del año Francia-Colombia. Los resultados fueron exhibidos en la exposición bienal Cosmopolis#1: inteligencia colectiva, curada por Kathryn Weir, del 18 de octubre al 18 de diciembre de 2017 en la Galería 3 del Centro Pompidou.
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