Las perchas son unos dispositivos en bamboo co-diseñados y co-construidos entre el colectivo activista Arquitectura Expandida y movimientos ambientalistas e indigenistas vinculados a la defensa de la Reserva Forestal Thomas van der Hammen, situada al norte de la ciudad de Bogotá (Colombia) y constantemente sometida a presiones inmobiliarias.
Las perchas proponen una forma de ocupación no antropocéntrica y no definitiva de la Reserva. Son móviles, ligeras, simbólicas y bio-degradables. Son una estrategia para la ocupación de la reserva por parte de humanos (en las jornadas de siembra y otros espacios de intercambio y apropiación cultural) y de no humanos (pues funcionan como perchas para avifauna).
La Reserva Thomas Van Der Hammen, de aproximadamente 1400 hectáreas, es el resultado de reivindicaciones ambientalistas ciudadanas desde los años 90, cuando varios estudios demostraron su rol clave como área de conectividad de la estructura ecológica principal de la ciudad, entre los ecosistemas de Cerros Orientales, el río Bogotá y la Sabana de Bogotá.
Desde la protección como reserva, en el año 2011, pocos han sido los esfuerzos institucionales para la restauración de las áreas degradadas o para el reconocimiento y fortalecimiento de los colectivos ciudadanos que lideran jornadas de siembra, estudios ambientalistas o encuentros con las visiones ancestrales indígenas del territorio. Al contrario, constantemente hay intentos de urbanización, recalificación de suelos, o extracción de zonas para la construcción de vías sin estudios de alternativas que provoquen menor impacto a la Reserva.
Las perchas fueron codiseñadas durante 1 mes de reuniones y dinámicas participativas, y construidas durante 5 sesiones de trabajo in situ, usando únicamente guadua y madera no tratada, tela semiplástica (que se dispone sólo durante las jornadas de siembra) y varillas roscadas. Las estructuras fueron preensambladas por caras, y elevadas mediante tensores.
Gracias al cabildo indígena muisca de Suba y la guardia indígena, fueron movidas “a pulso” y de forma colectiva, a modo de minga indígena que, en este caso, es liderada por abuela muisca que acompaña en todas las sesiones, pidiendo perdón y permiso a la tierra por nuestra presencia. La decisión sobre la ubicación final se tomó in situ, sin necesidad de adecuación previa, pues “las perchas” están directamente apoyadas sobre el suelo a modo de bien mueble (no inmueble).
Paralelamente se diseñó un laboratorio ciudadano que tuvo como objetivo profundizar en el debate de la apropiación ciudadana de la Reserva. En este laboratorio pudimos compartir entre activistas, biólogos, indígenas, antropólogos, policy-makers, artistas, abogados y ciudadanos interesados en la gestión política, ambiental y cultural del territorio en torno a estrategias lúdicas, ecológicas y de articulación social e institucional para habitar la Reserva.
“Las perchas” reciben el pseudónimo de «bichos de potreros» en relación a su ubicación en suelos rururbanos, y respecto a la intervención colectiva denominada «el bicho» ubicado en el borde Sur occidente de la ciudad, en el barrio de vivienda social Porvenir de la localidad de Bosa, cerca al río Bogotá. De hecho, diferentes miembros de colectivos sociales de Bosa participaron de la construcción, estableciendo vínculos entre territorios ambientales de la ciudad.
Al igual que su predecesor, “las perchas” llaman la atención y visibilizan los encuentros ciudadanos y a aquellos que con frecuencia son señalados como «bichos raros» del sistema por reclamar el derecho a la ciudad. Bichos somos todos quienes se apropian de las estructuras, quienes se las perchan.
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Este proyecto ha sido desarrollado en el marco del «13 Encuentro de Arquitectura Expandida: las Perchas». Con el apoyo del Programa Nacional de Estímulos a la Cultura, 2023.