El Movimiento por la Paz y la Vida, del Gobierno de Venezuela impulsa “Espacios de Paz”” un proyecto piloto de autoconstrucción física y social de espacios públicos de convivencia en contextos conflictivos a través de lo participativo, incluyendo a múltiples actores institucionales y ciudadanos. Un colectivo internacional y otro local de arquitectos son los facilitadores para que este prototipo se haga real en tan solo 4 semanas.
Este proyecto se desarrolla el El Chama, en el estado de Mérida. Nos encontramos con una bello, verde y petreo paisaje andino. Con un terreno en forma de cuña con fuerte pendiente (en una típica situación de residuo urbano), atestado de relleno de escombros, aunque también lleno de bellos árboles. En principio no es fácil identificar el objetivo de este espacio de paz, pues el barrio está consolidado, sin déficit de equipamientos (2 canchas deportivas en menos de 500 metros a la redonda) y aparentemente tranquilo.
El Mercado de San Roque es un complejo contexto social y laboral caracterizado por su situación urbana estratégica, cercana al centro histórico, al antiguo penal y a la zona de tolerancia, atravesado por algunas de las arterías viales principales de la ciudad.
Su población es significativamente kitchua hablante (en relación al porcentaje del resto de la ciudad) y, aunque se dan interesantes dinámicas de autogestión – en parte fruto del abandono de las instituciones públicas- los niveles de precariedad que podemos encontrar son impresionantes.
En talleres previos a nuestra llegada, dirigidos por el Frente de Defensa y Modernización del Mercado de San Roque, se habían identificado como principales potencias-carencias: la estigmatización del mercado en el marco de la ciudad, la insalubridad, los peligros de la ambigüa consideración de los mercaderes formales-informales y la necesidad de un espacio de juegos para niños.
En el laboratorio, divididos en grupos de interés, se exploraron diversas investigaciones y posibles acciones. Desde el grupo de Territorios surgen tres propuestas no excluyentes que pueden desarrollarse en distintos plazos y cuyos marcos conceptuales son: (1) la activación de un espacio lúdico en un emplazamiento de borde del mercado con el tejido urbano, haciendo prevalecer en este oasis el valor de uso sobre el valor de cambio (2) La activación de un “mercado de saberes” que permita, no solamente incentivar el empoderamiento de los comerciales y habitantes del mercado, sino generar economías secundarias en el medio plazo (3) acción simbólica espacial de toma del antiguo penal.
[Espacios D resistencia, D Lucha, D encuentro, D juego, D sombra, D muestras artísticas, D denuncia].
Este proyecto estuvo enmarcado en el encuentro MDE15 -Historias locales/prácticas globales-, organizado por el Museo de Antioquia en noviembre del año 2015. Se trabajó con colectivos locales y vecinos con el objetivo de habilitar un espacio para la reivindicación de los derechos a la ciudad, así como para facilitar la construcción de dos espacios comunes para vecinos: de lugar de sombra, encuentro y juego en los barrios Ciudadela Nuevo Occidente y Moravia, ambos en Medellín. La alcaldía, que aparentemente avalaba el proyecto, lo destruyó echando abajo el espacio construido en Moravia, a machetazos y a primera hora de la mañana, cuando no había vecinos que lo pudiesen defender.
Medellín// Noviembre 2015
Antecedentes: los riesgos para las comunidades tras el alto riesgo.
Recorriendo Medellín encontramos que las casas que serían desalojadas y demolidas en los barrios en procesos de renovación urbana son marcadas con una D, roja y vistosa. Una D que enfatiza los procesos de Desarraigo, Desplazamiento, Despojo y Desalojo de la cual son víctimas consensuadas los habitantes originales, que ¨ceden¨ ante el Estado bajo discursos de aparente protección de riesgos no mitigables y promesas de dignificación de la vida.
Las contradicciones territoriales halladas en el primer acercamiento a la ciudad no turística, fueron el punto de partida para el planteamiento del proyecto: la transformación violenta de los barrios en pro de la ciudad postal, aquella que ha de aparecer en una foto prolija, donde el retoque es dado por los discursos de neo urbanismo.
Encontramos que las lógicas de construcción de ciudad, a partir de la producción y cosificación de objetos arquitectónicos como cuerpos vacíos y de la construcción en masa de proyectos monumentales evidencian el desarrollo de la ciudad neoliberal en Medellín, todo esto enmascarado en el proyecto de la Capital de la Innovación.
Esa condensación de la ciudad espectacular se manifiesta hoy de manera cínica y como política pública a través de una ciudad-marca, que vulnera un sinfín de derechos de los habitantes originales, desplazándolos en un ejercicio de aparente protección de comunidades vulnerables ante fenómenos de ALTO RIESGO (deslizamientos de ladera, inundaciones, etc.). Aquí la Renovación urbana y la instrumentalización de palabras tales como: ciudad, comunidad, ciudadano, espacio público, participación urbana y presupuesto público, representan el verdadero ALTO RIESGO para los habitantes de barrios de localización estratégica en la ciudad[1].
Propuesta colectiva: una alternativa comunitaria a la gestión de los espacios comunes en la ciudad.
Así surge ESPACIOS D: prototipos autoconstruidos con los vecinos (Con la mano y sin permiso) [2], que pretenden visibilizar las contradicciones de los procesos de renovación urbana, en territorios geográficamente distantes, pero unidos por la resistencia a la arrasadora maquinaria estatal y a sus discursos de innovación, a pesar de sus habitantes.
Se decide construir 2 prototipos-provocadores [3] que, a partir de su uso y diversos modos de apropiación ciudadana, visibilizarían las formas de organización en defensa del territorio a través de tomas culturales: asambleas de la escuela en defensa del territorio, proyecciones de cine o simplemente para encontrarse a la sombra. Pretendía ser también una galería a cielo abierto donde fuese posible compartir la información y documentación referente al fuerte impacto que los proyectos de renovación urbana han tenido y siguen teniendo en los habitantes de los territorios afectados.
Paralelo a la exhibición y muestra, se pensó en un espacio de encuentro para todos aquellos que abandonaron su vivienda bajo promesas de ¨dignidad y calidad¨, quedando a merced de un Estado incapaz de reconciliar lo adecuado con lo estandarizado[4], desconociendo las necesidades de estos habitantes una vez más guetificados, pero ahora lejos de la mirada del visitante del espectáculo que hoy por hoy es Medellín.
Así fue que se planteó la intervención en dos lugares de la ciudad unidos por su historia: Moravia y Ciudadela Nuevo Occidente, centro y periferia, el primero por ser referente de control territorial, pero más aún de lucha y resistencia de sus vecinos y el segundo, por ser el lugar al que el municipio desplazó a los que algún día fueron habitantes de Moravia, y por representar la tugurización de la vivienda en alta densidad para bajos estratos en las periferias urbanas desconectadas de equipamientos y centralidades [5].
Las condiciones de construcción estuvieron dadas por la implementación de materiales económicos, por la ligereza de la estructura en guadua y por sencillas técnicas de montaje que facilitarían la participación de los vecinos y la replicabilidad en otros territorios. Además de la escogencia estratégica del lugar en el que el dispositivo estaría emplazado, cada estructura estaba acompañada de mataculines[6] y una valla que hacía referencia a cinco tácticas para la defensa de la autoconstrucción en el territorio. De la mano de la construcción física de los dispositivos, se realizarían activaciones culturales que hablaran de resistencias y apropiación desde la serigrafía, el esténcil, las proyecciones de cine y las sesiones de la escuela interbarrial en defensa del territorio.
Control territorial y asimetrías de poder.
En Nuevo Occidente se desarrolló sin contratiempos el proceso global (cultural y constructivo), mientras que en “el morro de Moravia” hubo desde el principio constantes interrupciones por parte de la fuerza pública y entidades gubernamentales, concluyendo en la demolición de la estructura a punta de hacha y machete, ante la mirada incrédula de los niños y adultos que acompañaron durante los días del proceso autoconstructivo [7].
En el morro de Moravia la autoconstrucción del prototipo demolido por la Unidad de Control Territorial de la Secretaría de Gobierno sirvió como amplificador del conflicto y visibilizó, a través de un hecho urbano concreto, las contradicciones institucionales y el juego de poderes relacionado con la especulación y el control territorial en una ciudad que históricamente ha sido reconocida por sus fuertes problemáticas de violencia armada, de fronteras invisibles y de andamiajes paraestatales.
El sube-baja destrozado a machetazos fue expuesto en el museo de Antioquia en el marco del MDE. No es un ejercicios simbólico de representación de la violencia, son los restos literales de una violencia institucional que es sistemática contra comunidades una y mil veces vulneradas en un país marcado por el desplazamiento del campo a la ciudad, ahora de la mano del gobierno municipal mediante el desplazamiento intraurbano.
¿Qué violencias y poderes hay detrás de la innovación urbana en Medellín? ¿Cuáles son los mecanismos sociales e institucionales para la resistencia y para la coerción respectivamente? ¿Qué perversas lógicas culturales se han “patrimonializado” hasta la normalización de las represiones policiales vandálicas y las prepotentes actitudes desde las instituciones públicas?
¿Son justificables mecanismos administrativos que están más cercanos a un acto vandálico, que a un ejercicio de restitución del espacio público ante una supuesta amenaza de invasión? Es remarcable el nulo diálogo posterior entre las distintas instituciones (especialmente Museo de Antioquia y Alcaldía), artistas y comunidades implicadas. Para nosotros la política y, por extensión el arte político, deberían estar enfocados al diálogo y la negociación, contrapuestos al ejercicio del poder y del control vertical que Medellín “la ciudad más innovadora” utiliza como mecanismo para anular la voz de la ciudadanía.
[1] Posteriormente hemos trabajado una investigación colectiva en Bogotá en relación a la instrumentalización del riesgo, como forma de legitimar la especulación inmobiliaria y de tierras en áreas de bajos estratos pero situadas en zonas estratégicas de la ciudad. Para ver más: http://arquitecturaexpandida.org/enriesgo/ y la publicación https://issuu.com/arquitecturaexpandida/docs/enriesgo
[2 ] Lema de resistencia territorial usado por la organización de vecinos de Moravia. [3] Consideramos estas intervenciones como provocaciones al diálogo y la negociación urbana entre los distintos agentes que tienen un rol en la gestión y apropiación de los espacios comunes. Estos diálogos abordan e integran indistintamente tanto las dinámicas colaborativas y armónicas como las fricciones y conflictos. COMMUNauté es un proyecto posterior (2017-2019) desarrollado en ClichysousBois (Paris) en el que se evidencia de forma clara la metodología de “provocaciones tácticas”: http://arquitecturaexpandida.org/communaute-provocaciones-tacticas-en-clichy-sous-bois-paris/
[4] nos referimos a las lógicas de Vivienda de Interés Social en propiedad horizontal, con dimensiones mínimas y en áreas desconectadas de equipamientos y centralidades urbanas, que tanto en Latinoamérica como en otros contextos europeos y norteamericanos han devenido en guetos sometidos a una condición de injusticia espacial.
[5] Documental elaborado en el 2015 por la Corporación Jurídica Libertad que da cuenta del proceso de desalojo y reubicación de los habitantes de Moravia en los proyectos de vivienda de interés prioritario, y las múltiples problemáticas sociales e infraestructurales a las que estos se vieron expuestos: https://www.youtube.com/watch?v=YG9q2Jz5ho0. Este documental fue presentado en el marco de la inauguración del Espacio [D] en Ciudadela nuevo Occidente.
[6] Como se nombra al sube y baja en Medellín.
[7]En Nuevo Occidente, unos meses después fué igualmente demolida la estructura.
Fotos: AXP – Tata Montes
Colaboradores:
Mesa interbarrial de los desconectados.
Escuela interbarrial en defensa del territorio.
Vecinos de los territorios aledaños a las intervenciones.
Construye tus propias cubiertas urbanas en base a las siguientes fichas.
Puedes consultar el concepto del proyecto, los prototipos construidos, así como las estrategias y tácticas implementadas durante el proceso en este link.
Construye tu propia caneca de basura para la calle. En varios colores y con gymkana o carrera de observación si lo conviertes en un taller para niños y jóvenes abordando pedagogías del territorio. Mobiliario implementado en la casa de la lluvia de ideas.
Construye tu propia casa de la Lluvia [ de ideas] desde la cimentación, estructura, revestimiento, piso y mobiliario, a través de estas fichas.
Puedes ver el proceso y la construcción de la Casa de la Lluvia[de ideas] en el barrio «La Cecilia» en Bogotá en este link.
VIV[id]ERO es una infraestructura nómada con vocación de herramienta de gestión, de facilitador de procesos y de amplificador del espacio público en su uso para acciones culturales, sociales y comunitarias.
No tenemos la pretensión de proponer una idea innovadora. Sabemos que son muchas las experiencias de este tipo de construcciones desde hace varias décadas y múltiples los proyectos de infraestructuras itinerantes vinculadas a espacios culturales. Ya en el primer manifiesto de arquitectura móvil, escrito en 1958 por Yona Friedman se proponían estrategias y acciones para adaptar la creación arquitectónica a las necesidades del usuario en lo referente a la movilidad social y física.
Y es este, precisamente, el detonante para abordar esta construcción: la necesidad. La necesidad de transportar y almacenar materiales en procesos de autoconstrucción, de protegernos de la imprevisible lluvia bogotana cuando desarrollamos algún proyecto o actividad en el espacio urbano y de disponer de un espacio con identidad propia.
Pero la legitimación de esta construcción la encontramos en la convicción de que este artefacto, este vivero de ideas y proyectos, puede ser una arquitectura expandida en el sentido más literal: un verdadero amplificador de acciones, de espacio público, de redes y de posibilidades expositivas, formativas y participativas.
Prototipo de espacio público flotante en comunidad anfibia de Leticia, Amazonas.
De forma conjunta con la comunidad de Victoria Regia abordamos el deficit del espacio público a través de una propuesta basada en lo FLOTANTE bajo dos premisas: la relación cotidiana de las comunidades con el agua y en la imposibilidad de georreferenciar las coordenadas de este espacio público a nivel catastral.
La construcción física se materializa en una tarima de 10 metros cuadrados sobre tanques reciclados y rellenos de desechos sólidos plásticos (cuya gestión es uno de los principales problema del barrio y de la ciudad). Contiene además una cubierta comunicativa tejida con la comunidad.